Una de mis búsquedas en este viaje de las artes marciales y que se profundizó con el viaje a China, es la de comprender mis miedos.
Nuestros miedos profundos nos acompañan en cada situación de nuestras vidas, conforman patrones complejos que no nos permiten identificar fácilmente la raíz real de la que surgen. Se impregnan en cada situación novedosa, en cada oportunidad de aprender algo, en el encuentro con otras personas, en el encuentro con lo desconocido. Por eso viajar siempre es una gran oportunidad para observarnos en esa dinámica, y por las características del viaje mi capacidad de lidiar con mis miedos estuvo constantemente desafiada. Cuestiones como la presencia de boas constrictor, perros de campo, ratas, arañas enormes y esa oscuridad de la selva cuando se corta la luz de toda la zona. La convivencia constante con los otros también fué un gran espejo en el que no siempre veía mi mejor cara. Las expectativas después de tanto esfuerzo e inversión para poder estar allí. Todo el tiempo me ponían frente a mi misma, me mostraban mis inconsistencias, mis lugares de comodidad de los que me costaba salir, mi cobardía. Intenté no ser demasiado dura conmigo misma. Por suerte contaba con el amor y la Técnica Alexander. Fué uno de los procesos mas interesantes que atravesé en la vida. No porque haya sido mi primera vez en una situación similar, sino porque esta vez contaba con mas herramientas para observar consciente y constructivamente el proceso. Y la práctica del Kung Fu, con sus desafíos físicos, sus meditaciones, y sus imágenes filosóficas me fueron conectando cada vez mas con la totalidad del universo habitado, haciendo así caer todo lo superfluo, las corazas inútiles. Esto al principio se sintió como una desnudez insoportable, pero yo continué practicando e inmediatamente mi interior se fortaleció de tal manera que ya no hacia falta nada mas: seguir conectada, seguir practicando. Por eso continúo, para seguir depurándome de corazas y artificialidades. Especialmente en esos momentos en que es crucial nuestra presencia tal cual somos para generar armonía allí donde la deseamos. Porque esa armonía es la que permite el crecimiento de todo lo bueno que queremos en nuestras vidas. El desafío continúa!
ph: QiXian Shan, Hainan, China. Mayo de 2017