Valeria Primost
Frederick Matthias Alexander nació en Tasmania, Australia en el año 1869.
Comenzó su carrera actoral a los 20 años en Melbourne, donde rápidamente ganó una amplia reputación como actor. Hasta que esta actividad se vió afectada por una tendencia excesiva a la afonía y a perder la voz durante la actuación.
La ayuda de los médicos respecto de este problema consistió siempre en remedios que solo hacían su efecto mientras no utilizara su voz profesionalmente. Esta solución no era suficiente para él, su interés estaba en resolver su problema para poder continuar con su actividad actoral.
La única información útil que obtuvo de sus intentos fallidos de utilizar la ayuda de los médicos, fue el diagnóstico de que no había nada funcional en su garganta que pudiera estar causando el problema.
Por lo tanto su deducción lógica lo llevó a pensar que si no era un problema constitutivo del sistema fonador, el problema debía estar en algo mas difícil de observar: su uso.
Para encarar la tarea de observación de su uso del sistema fonador utilizó la ayuda de tres espejos que utilizaba para observarse a sí mismo a través de su experimentación en la acción.
Esta observación lo llevó a descubrir luego de varios años de investigación que el uso de su sistema fonador estaba afectado por el uso general de sí mismo y que solo a través del mejoramiento de su uso general podría afectar el uso específico de su respiración y fonación.
A partir de estas experiencias comenzó a desarrollar su técnica y a enseñarla en Melbourne y en Sydney, donde fue director del Conservatorio Dramático y de Opera durante cuatro años.
En 1904 viajó a Londres para dar a conocer su técnica, allí se convirtió en el “protector del teatro londinense” y fue conocido como “el hombre que respira”. Los actores acudían en masa para que les diera clases. Entre sus alumnos figuraban actores famosos como Henry Irving y Viola Tree, y otros personajes conocidos de la época como Aldous Huxley, George Bernard Shaw, Sir Stafford Cripps y más tarde, en EE.UU., John Dewey.
En 1930, fundó la primera escuela de formación de profesores.
A los setenta y nueve años sufrió una apoplejía que paralizó el lado izquierdo de su cuerpo. Pero gracias a su técnica, recobró el control de éste en menos de un año y continuó enseñando hasta su muerte, en 1955, cuando contaba con ochenta y seis años.
Alexander elaboró sus ideas a lo largo de un período de casi sesenta años. A medida que su experiencia en la enseñanza crecía, fue ampliando y refinando el marco teórico de su técnica. En el transcurso de estos años publicó cuatro libros, “Man’s Supreme inheritance” (La Herencia Suprema del Hombre), “Constructive conscious control of the individual” (Control Consciente y Constructivo del Individuo), “The use of the self” (El Uso de Si Mismo) y “The Universal constant in living” (La Constante Universal de la Vida)
A lo largo de las décadas se han ido acumulando los descubrimientos científicos que corroboran los principios de Alexander. En 1973 Nicolaas Tinbergen dedicó a la Técnica Alexander la mayor parte de su discurso de recibimiento del Premio Nobel de Medicina y Fisiología.